Seis años atrás...
Te amo y no quiero presionarte más….
Y así empezaba mi carta de despedida hace seis años
a quien fuera la peor de mis historias, de esas que te apachurran el corazón
desde el principio de los tiempos, mucho antes de que siquiera comience a llamarse historia.
Lo conocí un día de enero, si así como la canción
de la colombiana, pasaban mis días entre risas, un ciber, café, cervezas,
tabaco, mis hermanos, el frío, besos fugaces pero nada que me hiciera temblar,
la cita fue en un café que ya no existe, a menos de 2.5km de distancia de mi
casa, la plática inicial debió decirme que eso sería un tormento…hablamos de su
ex. Al final le di consejos de cómo podría recuperarla, traté de explicarle que
el miedo en un relación es un factor que determina el fracaso rotundo e
irremediable, camino a casa no pude sacarlo de mi cabeza, ahora entiendo que a
partir de ese momento era un reto para mí, tenía que hacerlo feliz y protegerle
y cuidarlo para que aprendiera y pudiera sentir el “verdadero amor”.
Los días siguientes fueron lluviosos en toda la
extensión de la palabra, llovía adentro y afuera de mi, lloré los primeros días
como el resto de los siguientes cuatro años, y es que con esta historia me
encerré por completo en él, siempre mi objetivo fue hacerle feliz sin importar
cuanto arriesgaba mi propio ser.
Me olvidé de mi familia, de mis amigos, de mi cama
y de mi casa, aquellos días de tabaco terminaron para mí, terminé envolviéndome
en su vida y en su historia y así dejándome atrás, tal vez para después.
Pasaron cuatro años llenos de incertidumbre porque
siempre vivió con nosotros el fantasma de historias pasadas, específicamente de
su historia anterior, iba y venía como se le daba la gana, y siempre mi amado
lo permitía, no importaba si yo “el amor de su vida” terminaba destruida en cualquier
habitación.
Pero un día, así cualquier día sin razón alguna
decidí volver a vivir, me aburrí de no ser yo, me saqué de ese cajón de donde
él tenía la llave, la hurté con una dignidad inderrotable y me fui, hui de esa
vida que no era mía y que ya no quería continuar.
Llegaron múltiples cartas y correos llenos de amor
y melancolía, con miles de promesas de esas que toquetean el alma y te hacen
flaquear, pero no cedí, continué planeando mi vida después de…debo decir que mi
ego esos días era gigante, me encantaba leer “Bonita, te extraño, por ti
cambiaría hasta las sábanas cada día, te amo, mi vida sin ti no es vida….quiero
ver el mar en tus ojos” jaaaa el mar en mi ojos, me seguía teniendo enamorada.
Un día de mayo sucedió algo que no le deseo a nadie
(mmmm bueno tal vez si jajaja) dos tipos decidieron robarme mi tranquilidad, mi
seguridad y de paso mi vida ligera…saliendo del banco con una pistola en la
cabeza de quien me acompañaba mi vida pasó de tajo por mis ojos, y extrañé
entonces a ese que me decía bonita todos los días…. Y para mi supe que debía
buscarle y cerrar círculos, al final de cuentas seguía siendo el hombre de mis
sueños.
Le busqué, pero jamás imaginé que con esa búsqueda vendrían
días grises, llenos de sombras, de mi totalmente destruida, y es que mientras
yo recibía correos suplicándome regresar, ella recibía caricias, besos,
promesas, se acostaba en mi cama la que muchas veces compartí, mientras a mi me
juraba amor eterno, con ella lo hacía. Él estaba con alguien más en el momento
de mi regreso.
La destrucción más fuerte, la de 16.5 grados
Richter llegó el día que me enteré que ella era una bailarina, sonaba tan
elegante, una bailarina, la imaginé vestida de rosa con un tutú y zapatillas de
ballet….nooo era una bailarina de un table dance, me dejó o simplemente decidió
no regresar por una teibolera (o como sea que se escriba).
Después de llorar hasta por los rincones de mi
casa, entendí que el agua siempre busca su nivel, que esa historia jamás debió
ser, que nunca debí darle los buenos días, que mis sonrisas iluminaron sus
días, que efectivamente yo era calma, paz, luz y amor, y que además de todo
siempre le quedé grande.
Les regalo la carta que escribí….
Te amo y no quiero presionarte más.
Sé que dejamos de ser nuestros y eso duele, pero
entiendo y acepto que tú decidiste formar parte de alguien más, eso no borra ni
un momento todo el amor que te tengo. Estoy consciente de que dejaste de ser
para mi apoyo y amor, que no tengo porque pedir que estés, que tu decisión fue
brindar apoyo, ternura, compañía, y entendimiento a tu pareja, a la mujer que ahora
quieres.
Gracias por mostrarme una vez más tu capacidad de
amar, aunque esta vez no fue a mi. Tienes mucha razón, hoy he aterrizado muchas
cosas y no quiero estar contigo y no por mi, sino por ti, porque ya entendí que
tu lugar es con la persona que amas, a la que cuidas y acompañas, tú lo dijiste
quien ama deja ir, y ha llegado el momento de soltarte de dejarte ser feliz,
sin presiones, sin enojos, sin mi y junto a quien decidiste amar a pesar de ser
quien es.
No, no es reproche, es sólo ubicarnos en lo que
somos ahora…siempre he pensado que las cosas pasan por algo, y ahora se que
pasan para algo. Por alguna razón todo esto pasó ahora, yo quería pensar que
era para fortalecernos, para engrandecernos y para mantenernos juntos, pero no.
Ahora creo que fue para que yo entendiera que soy una mujer grande, llena de
fortalezas que puedo ser luz y no para
ti, que puedo ser calma y amor para mi.
No me arrepiento por todo lo que ya no tendremos
juntos, por no envejecer juntos y por no tener una familia, me arrepiento por
todo lo que tuvimos, por todo lo que deje ir, por soltarme tan de prisa y
regalarme con quien no valía la pena, contigo.
Y si, aunque no lo creas, he comenzado a olvidarte,
dueles todavía, pero hay ya alguien más que me mantiene ocupada y me hace
despertar sonriendo, yo. Pero, aún hoy si vinieras y me abrazaras me sentiría
completa (dude en escribir que me quedaría contigo), porque tenías razón, me
eran necesarios tiempo y espacio para re-calcular las coas.
Todavía eres parte de mis sueños, aunque ya no eres
el motivo…te regalo esa parte tuya que vivía en mi a pesar de tantos días, deseo
infinitamente que seas muy feliz con tu amor afrancesado, para que jamás tengas que pensar en mi, y entonces
no me regales ni una llamada, ni un suspiro, para que pueda yo seguir y vivir
en paz.
Se supone ahora debería escribir te amo…pero con el
pasar de las letras descubrí que dejé de hacerlo en el instante mismo en que me
rompí.
Comentarios